¿Pueden nuestras creencias influir en cómo percibimos la vida?
¿Puede esta verse condicionada por esa forma de percibirla?
¿Podemos cambiar nuestra vida cambiando nuestra percepción?
Según la psicología
“La percepción consiste en una función que le posibilita al organismo recibir, procesar e interpretar la información que llega desde el exterior valiéndose de los sentidos”.
Lo cierto es que no existe una única realidad o una única verdad, existen tantas realidades y verdades como millones de personas hay en el mundo.
Observar esta imagen:
En los dos casos los personajes tienen razón. Ambos están en lo que ellos perciben como su “verdad” e intentamos convencer al otro de que nuestra “verdad” es LA GRAN VERDAD pero no es cierto.
¿Cuántas discusiones no habremos tenido debido a ello? Con nuestra pareja, nuestros hijos, padres, jefes, compañeros, amistades,… y nos convencemos que nosotros tenemos la razón y el otro es quién se equivoca.
Si nos vamos a las diferentes culturas lo que en un país está permitido y forma parte de nuestra forma de comunicarnos, mostrar afecto, agradecimiento,… en otros puede percibirse como un gesto de mala educación e incluso considerarse un delito.
Por ejemplo:
Por lo tanto ¿Dónde está la línea que separa lo que está “bien” y está “mal”, lo “correcto” y lo “incorrecto”?
“El tigre, el león y la pantera son animales inofensivos; en cambio las gallinas, los gansos y los patos son animales altamente peligrosos, decía una lombriz a sus hijos”
(Bertrand Rusell – filósofo)
Todo ello demuestra que nuestra realidad depende de los filtros con los que observemos esta.
Hemos de tener en cuenta que nosotros, como seres humanos, no hemos dejado de ser animales cuyo instinto principal es la supervivencia. Nuestro cerebro más primitivo se mueve por ese instinto y no es el más listo, el que más sabe, el más alto o el más guapo,… el que sobrevive, sino el que mejor sabe adaptarse al medio en el que se desarrolla.
Por eso, el entorno en el que nacemos, crecemos, nos educan (sociedad, cultura, religión, educación, experiencias,…) es muy importante a la hora de condicionar nuestra forma de percibir la vida y la forma en la que gestionamos las experiencias de vida.
No percibiremos igual las mismas experiencias si nacemos en un entorno seguro, donde recibimos amor, protección y se nos potencian nuestras capacidades que si nacemos en un entorno de desprotección, no recibimos cariño o se nos infravalora.
Aprenderemos a adaptarnos, a vivir en un ambiente emocional determinado y eso hará que a medida que vayamos desarrollando nuestra propia identidad, esta se vea condicionada por todas esas experiencias de manera que nuestras relaciones interpersonales, de amistad, pareja, compañeros, los estudios que llevemos a cabo o decidamos no realizar, los trabajos que escojamos,… Todo esté condicionado por esa información que, a lo largo de los años, se va quedando guardada en nuestro inconsciente.
“Si las puertas de la percepción fueran limpiadas, todo aparecería ante el hombre tal como es: infinito”
(William Blake)
Por lo tanto, no es cuestión de querer cambiar nuestro “pasado”, no podemos hacerlo, ni vivir preocupados por un futuro que no existe, sino de descubrir qué información llevamos cada uno de nosotros, cómo nos está condicionando en la actualidad, y realizar un cambio de percepción para que, dónde antes había una creencia limitante, la podamos convertir en una experiencia potenciadora que nos invita a transformarnos e iniciar un nuevo camino.
¿Te atreves?